Un grupo de mujeres cooperativistas pertenecientes a la entidad de economía social UCAN participaron recientemente en una sesión de trabajo del Parlamento de Navarra. En concreto, dicha delegación estuvo formada por Esther Burgui, vicepresidenta de UCAN, e Itxaso Iriarte, miembro de su consejo rector. Igualmente, acudieron la agricultora de Orisoain, Begoña Liberal y Maite Muruzábal, directora de la Fundación Grupo AN.
Todas ellas trasladaron a los representantes políticos cómo es el día a día en el campo, el papel de la mujer de en el medio rural al tiempo que analizaron los retos del futuro de este sector esencial para toda la población. En ese sentido, coincidieron en que el papel de la mujer es fundamental en el ámbito agroalimentario, ya que son las que fijan población, echan raíces en los pueblos y hacen que el medio rural se mantenga vivo.
Asimismo, destacaron las oportunidades, beneficios y ventajas que representa el modelo cooperativo sobre el trabajo en soledad. Según Itsaso Iriarte “el modelo cooperativo aligera nuestra carga administrativa y nuestra actividad comercial, tanto por los suministros como por la venta de productos y apoya la rentabilidad de nuestra actividad. Esto nos permite dedicarnos 100% a los animales.”
Siguiendo ese mismo argumento, Esther Burgui, vicepresidenta de UCAN afirmó que “es impensable gestionar una explotación agrícola sin pertenecer a una cooperativa” y ha destacado la importancia de las cooperativas en los pueblos, ya que en ocasiones son la única empresa de la zona, y es la que proporciona puestos de trabajo y servicios.
Respecto al papel de la mujer en el sector cooperativista agroalimentario, Burgui reconoció que “están en continua adaptación a nivel administrativo e incorporando mujeres y jóvenes en sus cargos. En Navarra varias gerencias están a cargo de mujeres, sin embargo, aun no en los consejos rectores.”
Durante sus intervenciones, estas cuatro representantes del sector agrario pusieron en valor el trabajo en el campo y recalcaron que son un sector esencial: “Las personas que trabajamos en agricultura y ganadería somos las que alimentamos a toda la población” recordó Esther Burgui. Y subrayó que trabajan cumpliendo la exigente normativa que garantiza que sus productos sean seguros, sostenibles y de la mejor calidad.
Sin embargo, estas mismas normativas hacen que sus productos sean poco rentables en comparación con los que vienen del extranjero, lo que va a acabar provocando que el trabajo en el campo sea imposible de sobrellevar, y no se produzca relevo generacional. “Necesitamos jóvenes y mujeres para que el sector sobreviva”, denunciaron.
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