En su reciente ‘Diagnóstico Estratégico’, CaixaBank situó entre las ventajas competitivas que tiene Navarra a su potente sector productivo. De este último sobresale una industria que representa el 31,68 % del PIB regional, según consta en el ‘Plan Industrial de Navarra de 2020’. Sin embargo, detrás de esas ‘grandes cifras’ vinculadas sobre todo a actividades como la automoción, las energías renovables o la metalurgia, se esconden multitud de pequeñas y medianas empresas, muchas de ellas cooperativas y sociedades laborales.

La propia Asociación Navarra de Economía Social (ANEL) detalla en su última memoria que, entre sus cerca de 200 asociados, un total de 51 son industriales. Aquí sobresalen los que trabajan en el Metal (25), Eléctricas (8), Automoción (5) o Agroalimentación (3), por citar solo algunos ejemplos. Son números que, para el presidente de ANEL, Ignacio Ugalde, demuestran la validez del modelo de economía social empresarial donde “Navarra es una comunidad de referencia”.

Ugalde apunta, además, el compromiso social que demuestran la mayoría de esas organizaciones. De esta forma, se convierten en motores de creación de empleo, desarrollo y riqueza para muchas comarcas y pequeñas poblaciones repartidas por la geografía navarra. “No nos deslocalizamos y eso es lo que nos ha hecho más resilientes a las crisis”. Todo ello gracias a la apuesta diferenciadora que mantienen por las personas. “La cooperación nos hace más fuertes, nos permite buscar nuevas soluciones y mercados así como potenciar la innovación para avanzar de forma más segura”.

EJEMPLOS PRÁCTICOS

Sirva como muestra de esa actitud que subraya el presidente de ANEL los casos de Embega o de Muebles Viana. En el primer caso, su gerente, José Antonio Molina, confirma que “en estos momentos de tanta incertidumbre el hecho de que las personas sean el centro de nuestra organización es una ventaja competitiva y una fortaleza dentro de nuestro mercado”.

En concreto, el máximo responsable de este fabricante de componentes metálicos con sede en Villatuerta recuerda el papel clave que ha jugado su plantilla para lograr uno de los últimos hitos alcanzados por la empresa. “En el segundo semestre del año hemos batido récords de ventas porque el consejo y la asamblea respaldaron un cambio en el calendario laboral”. Esa flexibilidad demuestra, en opinión de Molina, la importancia de contar con mecanismos que permiten la transparencia y la participación “de todos” en la toma de decisiones.

Algo similar sucede con Muebles Salcedo, en Viana. Su gerente, José María Martínez, destaca la estabilidad y la calidad en el empleo como los principales beneficios que reportó en su momento su proceso de transformación de una sociedad mercantil a una empresa de economía social. “Que todos seamos partícipes y dueños de la empresa te da una cierta continuidad y mayor apego al territorio”, comenta. Teniendo en cuenta ese punto de partida, para una cooperativa o sociedad laboral siempre será más fácil afrontar las exigencias que imponen el mercado o los clientes. Porque, como recuerda Martínez, “trabajar para ti, siempre te obligará dar y a exigirte un poquito más para mantener lo que sientes que es tuyo”.